Noticia base: https://www.xataka.com/energia/precio-luz-vuelve-a-estar-negativo-senal-que-sistema-necesita-rediseno
El pasado lunes 28 de abril, España, Portugal y el sur de Francia sufrieron un apagón masivo. Ante esta situación surgieron muchas preguntas y aún no hay una causa principal clara. Sin embargo, en los días siguientes, una paradoja se hizo evidente: el 1 de mayo, el precio de la electricidad en el mercado mayorista llegó a marcar los -10€ por MW/h, es decir, generar electricidad costaba dinero a quienes la producían.
¿En negativo? Los precios negativos surgen cuando la oferta de electricidad supera con creces a la demanda. En días festivos o fines de semana, con baja actividad industrial y meteorología favorable, las renovables —sobre todo solar y eólica— producen tanta energía que no hay dónde colocarla. Como el sistema eléctrico debe estar en equilibrio constante entre producción y consumo, los generadores llegan a pagar por volcar su energía en la red con tal de no parar las turbinas o paneles. Según Cinco Días, este fenómeno no es tan raro como parece: sucede cuando el mercado se encuentra “desbordado” por la oferta y no puede absorber toda la electricidad que se genera.
Entonces, ¿qué significa? A nivel mayorista, un precio negativo indica que los generadores pagan para producir electricidad. Esto no significa que el consumidor doméstico cobre dinero por encender la luz, aunque en algunas tarifas indexadas sí se puede notar una factura muy baja o incluso nula en determinadas horas, como han explicado en El Economista. Además, para los operadores privados, los precios negativos son un dolor de cabeza: no solo no ingresan por producir, sino que además pueden tener que asumir pérdidas. Para el sistema eléctrico, también supone un reto: la sobreproducción exige una gestión muy fina para evitar apagones o daños en la infraestructura.
Europa está batiendo récords de electricidad a precio negativo. Es un problema difícil de solucionar
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Europa está batiendo récords de electricidad a precio negativo. Es un problema difícil de solucionar
Un fenómeno cada vez más común. En países como Alemania, Países Bajos o Finlandia se han registrado precios negativos, sobre todo en primavera y otoño, cuando la producción renovable es alta pero la demanda aún no ha alcanzado su pico estacional. Este exceso de oferta, impulsado por la rápida expansión de las renovables, supera la capacidad de almacenamiento y la flexibilidad de la red eléctrica. El resultado: los productores se ven obligados a pagar por inyectar energía en el sistema.
Si bien puede parecer bueno para el consumidor, en realidad plantea un gran desafío para la estabilidad del sistema eléctrico. La solución a este problema complejo pasa por una combinación de mejoras en la infraestructura de almacenamiento, como están haciendo en Finlandia, una mayor interconexión entre países, como ocurre con Dinamarca, y una gestión más dinámica de la demanda energética, como el caso de Francia y las carga en sus centrales nucleares.
¿Puede ser un problema para las renovables? Paradójicamente, las renovables —clave para la transición energética— son también víctimas de los precios negativos. Cuando se repiten demasiadas veces: se disuade la inversión en nuevos proyectos u obligan a detener la producción, lo que puede dañar equipos o desperdiciar recursos. Además, en estos escenarios se pone en evidencia otro desafío técnico: la estabilidad de la red. Las centrales térmicas aportaban «inercia», es decir, una forma de sostener el equilibrio del sistema. Hoy, tecnologías como el grid forming y la inercia sintética intentan compensar esa falta de respaldo, pero aún están en fase de despliegue, según el Economista.
Y le hacemos la siguiente pregunta a DeepSeek:
Según el documento anterior ¿Quienes pueden estar interesados en provocar el Gran Apagón para no perder dinero?
Y la respuesta de DeepSeek es:
Según el análisis del documento, los posibles interesados en provocar un Gran Apagón para evitar pérdidas económicas podrían ser:
1. Operadores de centrales térmicas o nucleares:
- Ante la sobreproducción de renovables y precios negativos, estas plantas (menos flexibles y más costosas) podrían verse obligadas a reducir o detener su producción, generando pérdidas. Un apagón podría justificar la necesidad de mantener activas fuentes de energía «estables» (como las térmicas) para garantizar la seguridad del sistema, presionando así a favor de su continuidad o subsidios.
2. Inversores en energías renovables afectados por precios negativos:
- Si los precios negativos se repiten, se desincentiva la inversión en nuevos proyectos renovables. Un colapso del sistema podría utilizarse para exigir mecanismos de compensación o políticas que estabilicen los ingresos del sector.
3. Actores que buscan cambios regulatorios:
- Empresas o grupos que pretendan influir en políticas para mejorar la infraestructura de almacenamiento, interconexiones transfronterizas o gestión de demanda, beneficiándose de subsidios o contratos públicos derivados de la crisis.
4. Entidades con intereses en tecnologías de respaldo (como sistemas de almacenamiento o «grid forming»):
- Un apagón evidenciaría la necesidad de invertir en estas tecnologías, creando oportunidades de negocio para quienes las desarrollan.
No obstante, el documento no menciona explícitamente actores con intenciones maliciosas. La idea de provocar un apagón intencionalmente es altamente especulativa y riesgosa, pero en un escenario hipotético, estos grupos podrían tener motivos económicos para aprovechar una crisis preexistente o presionar por cambios en el sistema. La solución real, según el texto, pasa por mejoras técnicas y regulatorias, no por acciones disruptivas.
Y el razonamiento de DeepSeek es:
Bueno, el documento habla sobre los precios negativos de la electricidad en el mercado mayorista cuando hay exceso de producción renovable. Los productores tienen que pagar por inyectar energía a la red. Ahora, la pregunta es quiénes podrían estar interesados en provocar un gran apagón para no perder dinero.
Primero, pienso que si los precios son negativos, los generadores están perdiendo dinero. Tal vez quieran evitar producir en exceso. Pero ¿provocar un apagón? Un apagón masivo sería perjudicial para todos, incluyendo a los productores, porque interrumpiría el suministro y podría dañar la infraestructura.
Quizás los operadores de centrales tradicionales (como térmicas o nucleares) que no pueden competir con las renovables cuando hay exceso de oferta. Si hay un apagón, podrían argumentar que se necesita más energía estable, lo que justificaría mantener sus plantas operativas. Pero esto es especulativo.
También podría haber intereses en desestabilizar el mercado para presionar cambios regulatorios que favorezcan a ciertos actores. Por ejemplo, empresas que buscan subsidios o garantías de precios mínimos. Pero el documento menciona que los precios negativos desincentivan la inversión en renovables, así que tal vez los inversores en renovables podrían verse afectados.
Otra posibilidad: si hay sobreproducción, almacenar energía es un problema. Empresas de almacenamiento de energía podrían beneficiarse si hay más necesidad de sus servicios, pero no está claro cómo un apagón ayudaría.
También hay que considerar que el documento menciona que los precios negativos son un problema para la estabilidad de la red. Si alguien quiere demostrar la fragilidad del sistema actual, podría provocar un apagón para impulsar inversiones en infraestructura. Pero esto es muy arriesgado y probablemente ilegal.
En resumen, aunque no hay una respuesta clara en el documento, los posibles interesados podrían ser actores tradicionales del sector energético que buscan mantener su relevancia frente al avance de las renovables, o aquellos que buscan cambios regulatorios a su favor. Sin embargo, provocar un apagón intencionalmente es una acción extrema y probablemente involucraría riesgos legales y reputacionales altos.
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